Querido [firstname], CHAT GRUPALES  Si seguiste las noticias la semana pasada, sin duda habrás oído hablar de la emergencia de seguridad nacional creada por nuestros oficiales militares, de inteligencia y de la rama Ejecutiva que compartieron información clasificada a través de un canal no seguro sobre los planes de Estados Unidos para atacar a los hutíes en Yemen.  La misión continúa, con el objetivo de asegurar las rutas marítimas para proteger el comercio global y el libre flujo de comercio dentro y fuera de la región. Es demasiado pronto para saber si este enfoque será exitoso, pero incluso si Estados Unidos logra proteger las rutas comerciales en el mar, las guerras arancelarias que el presidente Trump está librando tanto con aliados como con adversarios significan que los precios de los productos que pasan por la región yemení probablemente no bajarán de manera significativa para los consumidores estadounidenses.  Pero esa no fue la verdadera noticia de la semana. Supimos que los funcionarios de la Administración compartieron información sobre la planificación de la guerra y se comunicaron entre ellos acerca del ataque a través de Signal, una aplicación de mensajería que la Agencia de Seguridad Nacional advirtió a los empleados del gobierno no usar en febrero. Y supimos esto porque la seguridad operativa (op sec) de estos altos funcionarios fue tan descuidada que accidentalmente invitaron a un periodista al chat grupal.  En los días posteriores a que se expusiera esta desastrosa violación de seguridad nacional, el presidente Trump primero dijo que no sabía nada al respecto, luego lo desestimó como una caza de brujas y un engaño, antes de finalmente decidir que probablemente fuera culpa del asesor de seguridad nacional Mike Waltz, pero aún así caracterizándolo como un simple error. Mientras tanto, durante las audiencias del Senado y la Cámara sobre amenazas mundiales—audiencias que ya estaban programadas y ocurren anualmente—la directora de Seguridad Nacional, Tulsi Gabbard, el director de la CIA, John Ratcliffe, y el director del FBI, Kash Patel, mintieron repetidamente a los senadores y representantes que los interrogaban—incluyendo a mí—y al público estadounidense también, sobre el fiasco de Signal.  El mensaje de la Administración ha vuelto a cambiar, criticando a cualquiera que esté criticando el uso de Signal para la planificación operativa y diciéndonos que nos enfoquemos en los fines mientras ignoramos los medios. No te distraigas. Debemos recordar que acciones como estas no solo ponen en peligro las vidas de nuestros miembros del servicio en el extranjero—empezando por los pilotos que podrían haber sido interceptados y derribados—sino a todos nosotros. Una de nuestras mayores ventajas de seguridad es el intercambio de inteligencia que hemos cultivado con socios de todo el mundo. Cuando somos imprudentes con la información y despreciamos a nuestros aliados, ellos son menos inclinados a trabajar con nosotros. Y cuando no pueden confiar en nosotros para mantener sus secretos a salvo, dejarán de compartir. Es obvio que la Administración está cometiendo errores—descuidos o calculados—y nuestros adversarios están tomando nota.  Quiero dejar algo claro aquí: Usar Signal para planificar, discutir y coordinar el ataque a los hutíes fue malo, muy malo. Fue imprudente, peligroso y probablemente ilegal. La Administración lo sabe. Lo peor es que probablemente esta no sea la primera ni la única vez que han usado Signal para información clasificada, pero fue la primera vez que los atraparon. Mentir al respecto, tanto a mí como a ti, es muy malo. Lo saben, y no les importa. Si eso no te preocupa, no estoy seguro de qué lo hará. Yo tampoco voy a quedarme callada al respecto. Me he unido a mis colegas del Comité de Servicios Armados de la Cámara para exigir que el presidente Rogers convoque audiencias, pero no espero que pase nada porque los republicanos del Congreso han abdico toda responsabilidad al presidente Trump y a Elon Musk. Y eso debería preocuparnos a todos.